
El sarampión es
una infección respiratoria sumamente contagiosa provocada por un virus. Produce
una erupción cutánea que afecta todo el cuerpo y produce síntomas similares a
los de la gripe, como fiebre, tos y secreción nasal.
Aunque el
sarampión es más conocido por la erupción que provoca en todo el cuerpo, los
primeros síntomas de la infección suelen ser tener tos seca, secreción nasal,
fiebre alta y ojos rojos. Los niños que tienen la enfermedad suelen
desarrollar manchas de Koplik, unas pequeñas manchas de color rojo, con un
centro blanco o azulado, que aparecen en el interior de la boca
El virus del
sarampión es muy contagioso y se propaga por la tos y los estornudos, el
contacto personal íntimo o el contacto directo con secreciones nasales o
faríngeas infectadas.
El virus
presente en el aire o sobre superficies infectadas sigue siendo activo y
contagioso durante periodos de hasta 2 horas, y puede ser transmitido por
un individuo infectado desde 4 días antes hasta 4 días después de la
aparición del exantema.
La infección
también puede provocar complicaciones graves en las mujeres embarazadas e
incluso ser causa de aborto o parto prematuro.
El sarampión
puede producir epidemias que causan muchas muertes
La vacunación
sistemática de los niños contra el sarampión, combinada con campañas de
inmunización masiva en países con elevada incidencia y mortalidad son
estrategias de salud pública fundamentales para reducir la mortalidad mundial
por sarampión. La vacuna contra el sarampión, que se viene utilizando desde
hace más de 50 años, es segura, eficaz y barata.
Poblaciones en
riesgo
Los niños
pequeños no vacunados son quienes corren mayor riesgo de sufrir el sarampión y
sus complicaciones, entre ellas la muerte. Las mujeres embarazadas sin vacunar
también constituyen un importante grupo de riesgo. Sin embargo, puede
infectarse cualquier persona que no esté inmunizada (es decir, que no haya sido
vacunada y no haya sufrido la enfermedad).
Prevención
Por lo general,
los bebés están protegidos del sarampión durante los primeros seis meses de
vida debido a la inmunidad que les transmiten sus madres. Los niños mayores se
protegen vacunándose contra el sarampión siguiendo las regulaciones estatales y
escolares.
Los efectos
secundarios de la vacuna
A veces, la
vacuna contra el sarampión puede causar efectos secundarios en los niños que no
tienen problemas de salud subyacentes. La reacción más común es tener fiebre
entre 6 y 12 días después de la vacunación (en aproximadamente el 15% de los
niños vacunados), y una erupción similar a la del sarampión, que no es
contagiosa y suele desaparecer sola (en aproximadamente el 5% de los niños
vacunados).